
Lugano Moscow Mule: La historia detrás de un ícono
El Moscow Mule es un cóctel icónico que ha vuelto a ganar popularidad en los últimos años, siempre acompañado por su característica jarra de cobre. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde proviene?
Todo comenzó en 1941 en Hollywood, Estados Unidos, cuando Sophie Berezinski, hija del dueño de una de las fábricas de cobre más grandes de Rusia, Moscow Copper Co., decidió aportar un elemento innovador a la empresa familiar: diseñó y creó la icónica jarra de cobre.
Sin embargo, el éxito no fue inmediato. A pesar de tener más de 2000 jarras producidas, Sophie no lograba venderlas. En su búsqueda de nuevas oportunidades de negocio, conoció a John Martin y Jack Morgan. Martin había adquirido los derechos de distribución del vodka Smirnoff, y Morgan era dueño del famoso bar Cock’n Bull.
Juntos, encontraron la oportunidad de combinar sus productos, creando así el famoso Moscow Mule, un cóctel que hasta el día de hoy sigue vigente.
La jarra de cobre no solo cumplió un rol estético, sino que también ayudó a mantener la temperatura helada, característica del Moscow Mule, junto con resaltar sus sabores.
Lugano Moscow Mule
Hoy en día, este icónico producto ha evolucionado, adoptando nuevas formas y colores, pero sin perder la tradición. Los modelos de Lugano Moscow Mule, fabricados en acero inoxidable y disponibles en colores cobre y negro, son ideales para darle un toque elegante a tu mesa, manteniendo la apariencia artesanal de la clásica jarra.
Además, su capacidad de 500 ml te permitirá mezclar hielo, hierbas, lima y otros ingredientes para este y otros cócteles de manera práctica y sencilla, potenciando sus sabores. Su asa, cómoda al tacto, facilita la experiencia de tus invitados o comensales al disfrutar de tus preparaciones.
Tips del chef
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Lava a mano: Aunque el acero inoxidable es resistente, para mantener el acabado y prolongar la vida útil de la jarra, es recomendable lavarla a mano con agua tibia y jabón suave. Evita el uso de lavavajillas, ya que los detergentes y altas temperaturas pueden dañar el revestimiento.
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Evita el uso de productos abrasivos: No utilices esponjas metálicas o productos de limpieza abrasivos. Esto puede rayar la superficie y dañar el acabado de la jarra. Usa una esponja suave o un paño para limpiarla.
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Secado inmediato: Después de lavar la jarra, sécala inmediatamente con un paño limpio y seco. Esto ayudará a prevenir manchas de agua y mantener el brillo del acero inoxidable.
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Evita dejar líquidos por mucho tiempo: Aunque el acero inoxidable es resistente a la corrosión, es mejor evitar dejar líquidos ácidos (como jugos cítricos o cócteles) en la jarra por períodos prolongados, ya que pueden afectar el acabado con el tiempo.
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